A través del proceso de evaluación el T.O. da a conocer al equipo de trabajo el perfil y el análisis de desempeño ocupacional del paciente.
El perfil ocupacional nos aporta un conocimiento del historial y experiencias de la persona y sus familias, donde también se identifican los problemas y las preocupaciones de la misma, y se determinan sus prioridades. Ese análisis nos permite observar de forma más objetiva el desempeño de la persona en la actividad deseada, e identificar la efectividad de destrezas y patrones de ejecución, con el fin de definir objetivos que se dirijan a los resultados esperados.
El proceso de intervención consiste en realizar un plan de tratamiento, basándose y considerando toda la información previamente adquirida en el proceso de evaluación. De este modo es posible desarrollar un plan que incluya objetivos medibles en un marco de tiempo, y adaptados según las necesidades del paciente.
Es importante destacar que estos procesos no ocurren de forma secuenciada y estructurada, por el contrario, se dan de forma fluida y dinámica. Ello permite proceder de manera progresiva a los resultados, adaptando y cambiando el plan de intervención, de acuerdo a las sugerencias y decisiones que se tomen dentro del equipo de trabajo, cuando nos enfrentamos a nuevos desafíos y cambios sobre el mismo proceso.