Si el proceso de aprender se da con dificultades, se constituye en un valioso indicador de una posible situación de crisis, que requiere ser atendida para que no se convierta en daño permanente.
En una perspectiva de promoción de salud, consideramos fundamental la atención de estas situaciones de riesgo, para evitar que se conviertan en fracaso escolar, con todas sus consecuencias en lo inmediato y en el pronóstico de futuros aprendizajes.
El ingreso a la escuela representa un desafío que el niño debe progresivamente asimilar. Plantea exigencias muy distintas a las de la vida en el hogar, por lo que es un momento en que es frecuente que se visualicen las dificultades.
También se debe tener en cuenta la mirada del maestro y la posibilidad que le da su experiencia para detectar posibles alteraciones en el proceso del aprender y en base a ello oriente la consulta. Por lo tanto, se constituye en un valioso indicador que permite encarar intervenciones adecuadas antes de que se produzca un agravamiento de la situación y se incrementen las dificultades para su tratamiento.